El primer acto ético del diseño
Transcripción de la BID
"Creativos hacedores de nuevas realidades, de Sergio Peña, Rector del ISDI (Instituto Superior de Diseño Industrial de Cuba) y miembro del Comité Asesor BID"
El Diseño participa activamente en las diversas formas de innovación que van desde mejoras de tipo estético, formal y funcional, hasta soluciones que disminuyen costos, simplifican procesos productivos y transfieren innovaciones. La más recurrida es la innovación formal, en la búsqueda de una modificación a partir de un modelo básico, donde el fin se reduce a encontrar algo nuevo entre las infinitas variaciones sobre un mismo producto, más allá de su utilidad práctica.
Diseñar lo que se necesita y no hacer que se necesite lo diseñado es el primer acto ético del diseño. La mayoría de los problemas comunes ya tienen solución: basta mirar alrededor, en mercados, catálogos, libros de historia y museos.
Para que el diseño y su relación con la innovación sea de carácter estructural y no meramente anecdótico y estético, tendríamos que hacer las cosas de manera muy diferente, con un pensamiento radical y claridad meridiana acerca de qué entendemos por "innovación': "valor agregado': "originalidad': "vanguardia estética" y "creatividad" (Chaves 2014). Necesitamos más diseño, igual de creativo pero más creador, creador de calidad de vida y no de estilos de vida, creador de valores y no de precios, creador de esperanzas y no de ansiedad, creador de futuro pero sostenible y que no hipoteque el presente.
En los tiempos actuales, el Diseño tiene mucho que decir y hacer en lo relativo a la innovación en todos los ámbitos de la existencia humana, lo que debe suceder desde una postura de integración en ámbitos como investigación, conceptualización y estrategia (Lecuona 2009). Somos por naturaleza creativos hacedores de nuevas realidades, de ahí el vínculo consustancial con la ciencia y la investigación.
Los avances científico-técnicos exigen nuevas perspectivas epistemológicas y metodológicas del Diseño, aplicar nuevos saberes y potenciar cambios profundos en las mentalidades, con ciencia y conciencia, avalados por una cultura humanista que no dé la espalda al hombre y a las necesidades urgentes de las grandes masas, que son realmente las que construyen la historia y el corpus de la cultura.
El saber de Diseño no puede cambiar sin transformaciones profundas en la forma en que lo desarrollamos, lo comercializamos y lo promovemos. No cabe duda de que, para que los diseñadores en su conjunto puedan trabajar seria y continuadamente al servicio de las necesidades de la sociedad y no del mero mercado, es indispensable que prosperen los proyectos política y económicamente transformadores.
Se necesitan cambios en la gestión de la profesión, en la organización de su desempeño y hasta en la formación de los profesionales. Para identificar y definir el problema hay que ser más creativo que para resolverlo. Nuevos y no lucrativos problemas esperan el concurso de los modestos esfuerzos de los diseñadores; se trata de no malgastar energía en hacer más de lo mismo, o en hacer diferente lo que existe, sino en crear para condiciones diferentes, gentes diferentes en sistemas diferentes.
Sirvan experiencias como la BID y sus ecos en los países que participamos como una chispa inspiradora de reformas en el pensamiento y en la
praxis de la profesión. Ojalá que en cada nuevo encuentro tengamos más productos y soluciones; que los premios, menciones y selecciones colmen los espacios cotidianos transformando hogares, hospitales y escuelas
en verdaderas galerías, donde la vida sea la vitrina real del desarrollo del Diseño en nuestros países.
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Muchas premisas de este post de diseño industrial aplican incluso para temas de diseño web
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